Breve introducción a FpA

FLORES PARA APRENDER es una sistematización teórico-práctica que surge ante la necesidad de comprender básicamente cuál es la lógica curricular, que se debe establecer entre los distintos elementos curriculares del sistema educativo. En ocasiones y desde una perspectiva burocrática, más pre-ocupada por cumplir al pie de la letra los estándares que responder a los desafíos reales, se realizan unidades didácticas al margen de una experiencia educativa comprometida.

No vamos a resolver aquí y ahora los grandes problemas que tiene la formación inicial del profesorado, pero sí al menos compartir reflexiones y concreciones que partan de un compromiso profesional, para que la enseñanza sea más coherente. Conocer y estar al día de la  legislación educativa es responsabilidad de cualquier docente, pero también y sobre todo lo es dar respuesta a la vida.

¿Cómo elaborar, por tanto, proyectos didácticos sin perderse en un laberinto de tecnicismos que generen unidades didácticas alejadas de la realidad y que sobre todo nos hagan perder el tiempo tanto a los maestros como a los alumnos?  Emilio Lledó denuncia el asignaturismo en su último libro Sobre la educación.

¿Cómo desentrañar una lógica curricular que nos permita mirar la realidad? y ¿cómo potenciar el aprendizaje desde una perspectiva radicalmente diferente? El conocimiento no se deja encasillar en estándares, ni el conocimiento práctico se agota en las competencias establecidas.

A partir de mi dilatada experiencia como profesora de Didáctica en Magisterio propongo cuatro pasos que permiten comprender mejor la lógica curricular y  que facilitan la elaboración proyectos interdisciplinares.

1º Asamblea inicial.

La asamblea es un espacio y un tiempo para facilitar la conversación con los alumnos. Existen diferentes maneras de plantear una asamblea pero todas tienen el mismo objetivo: educar la mirada, la escucha y la palabra, poner en común y actuar partiendo de experiencias personales y colectivas. Es muy importante respetar este momento pedagógico en todas las etapas formativas y no sólo a educación infantil. En las metodologías activas las asambleas tienen su espacio y su tiempo destacados; como por ejemplo en el aprendizaje basado en proyectos (ABP), el coloquio en la pedagogía de Freinet, el aprendizaje-servicio o en la encuesta pedagógica de Rovirosa.

Ello nos permite CONOCER mejor a los alumnos y con ello lograr una comunicación más efectiva y afectiva, que favorezca un clima propicio para enseñar. Por eso hay que estar atentos y generar situaciones reales -que no artificiales- de aprendizaje; generar preguntas para buscar respuestas. El final va siempre al principio , esto quiere decir que debemos saber qué tarea final o producto social relevante perseguimos desde el principio. Ello facilitará la selección y organización de los elementos curriculares y por lo tanto las actividades pedagógicas.

2º Mapa curricular: selección y organización de los elementos curriculares.

Es importante CONOCER la materia para organizar el contenido respetando un enfoque globalizador e interdisciplinar para construir un marco teórico sólido anclado en las competencias a desarrollar (artículo 2 de Real Decreto 126/2014, artículo 5 Decreto 97/2015, Real Decreto 1105/2014, artículo 4 Decreto 111/2016).

Partimos de la pregunta o cuestión que los alumnos  quieren saber o conocer mejor y que surge como elemento resultante de la asamblea inicial.

Mapa curricular: hacia un proyecto interdisciplinar

3º Metodología didáctica.

El siguiente paso será dar vida al diseño. Dotarlo de las herramientas precisas para llevarlo a cabo. La metodología es el conjunto de estrategias, procedimientos y acciones organizadas y planificadas por el profesorado, de manera consciente y reflexiva, con la finalidad de posibilitar el aprendizaje del alumnado y el logro de los objetivos planteados. La metodología didáctica comprende tanto la organización del trabajo como las orientaciones para las prácticas de enseñanza y aprendizaje.

Además de a los alumnos y la materia el docente debe CONOCER la metodología, el cómo hacer, cómo actuar, cómo desarrollar, cómo alcanzar, cómo llegar a las respuestas. Ese modo, ese estilo, ese saber ser, saber estar, saber hacer y saber saborear, pone de manifiesto una concepción pedagógica concreta. Se deberá tener en cuenta la viabilidad y coherencia entre la secuenciación de las actividades, los tiempos, espacios, los procesos cognitivos, agrupamiento de los alumnos y el contexto.

Pero sobre todo el maestro entusiasta se distingue por disfrutar de ese conocimiento práctico de la metodología: ese tacto y esa sensibilidad pedagógica para escuchar y dejar aprender. No ser estorbo y sí un camino por donde dejar transitar y acoger esas pisadas que dejan huella. Además de tener el utillaje preciso hay que saber transmitir. Tener la frescura para generar situaciones de aprendizaje, pero también estar dispuestos para ir al encuentro de esos momentos pedagógicos que llegan sin haberlos planificado.

4º Valoración de lo aprendido.

Es el momento de, una vez llegados al final, retornar al inicio; ir al punto de partida y confrontar las respuestas encontradas con la pregunta inicial. ¿Qué hemos aprendido?, ¿Nos hemos acercado a la cuestión primera del proyecto?, ¿Han surgido nuevos interrogantes?, ¿Estamos en condiciones de evaluar por competencias? Eso lo veremos en otra ocasión

Mª Isabel Rodríguez Peralta  03/04/2018