
Soltar lastre para no hundirnos aún más y salir a flote esa ha sido una de las lecciones de vida a raíz de la pandemia. A estas alturas podemos estar de acuerdo en que hay cosas que han venido para quedarse y que no podemos seguir como antes.
La pandemia irrumpió en nuestras vidas y el confinamiento nos encerró en nuestro pequeño mundo, llamado ahora burbuja, palabra que se ha recogido con esta acepción en el diccionario de la Real Academia Española como burbuja social.
Una huella que nos ha imprimido la pandemia en nuestro quehacer diario es la percepción del tiempo. Ha cambiado de tal manera que exige también cambiar la forma de enseñar, de aprender, de actuar. El tándem reflexión – acción es un clásico nada novedoso. Pero cuando pasamos a la vida misma entra en juego el dinamismo del movimiento y de la velocidad, es decir del tiempo.
Para tomar nuestras decisiones, también en educación, es preciso tomar conciencia de nuestro tiempo. Tareas como planificar y evaluar requieren un tiempo para reflexionar antes o después de una acción. Pero en la vida muchas veces actuamos sin disponer de ese ‘tiempo reflexivo’. La vida no espera y transcurre por el ‘tiempo durante la acción’.
La encuesta de nuestro oficio pasa por cultivar ese espíritu de encuesta que todos tenemos por ser seres racionales y caminar hacia hábitos de pensamiento que nos ayuden a la acción responsable, personal y colectiva. No hay tiempo que perder.
Para disfrutar de la entrevista (a partir del minuto 13:27) basta con pinchar en el enlace que os indico Entrevista (I) La educación tras la pandemia En esta entrevista dialogamos de pedagogía, filosofía, legislación, política, comunicación, afectividad, lastres, esperanzas y de cómo no perder la humanidad en educación.
Gracias Ignacio Álvarez por la oportunidad que me has brindado para conversar contigo, por tus preguntas que me siguen interpelando.