
La escuela sobrevive a pesar de todo. Contra viento y marea se mantiene en pie mientras que haya entre nosotros maestros y alumnos dispuestos a aprender. Ni la burocracia, ni el clientelismo, ni las críticas facilonas del sistema establecido, ni la precariedad deben ahogarnos. Con todo lo que está cayendo y con todas las contrariedades a las que estamos sometidos, es cierto que sufrimos de una de sus consecuencias más terribles, que se traga nuestro tiempo, nuestro precioso tiempo, tal cual vapor generado por la maquinaria administrativa y social que lo diluye en tiempo evaporado.
Pero he ahí que también el tiempo evaporado tiene su misión y no es tiempo perdido para los que estamos dispuestos a mantenernos en pie aprovechando también esta energía a favor de la educación. Transformar las heridas en senderos en busca de nuevos sueños.
Es cierto que la escuela parece una papelera a la que se tiran los problemas no resueltos de la sociedad encerrando y maquillando el fracaso social y político en el mal llamado fracaso escolar.
Amplitud de miras conlleva no tener miedo a equivocarnos, que nos limita a copiar y a repetir. Sobreponernos y no tener miedo al error para así aprender de esos errores no es fácil pero es imprescindible; eso también se enseña y eso también hay que transmitirlo.
¿Qué se necesita para ser un buen maestro? Querer serlo. Y tiempo, tiempo para leer, mucho y siempre y de forma permanente para avanzar junto a nuestros alumnos. Es feo cuando les exigimos lo que no nos exigimos a nosotros mismos. La clave está en disfrutar y avanzar en el aprendizaje con ellos.
En esta entrevista Vereda de la Estrella II parte de VATelevisión hablamos de todo ello.
M Isabel Rodríguez Peralta
De acuerdo que hay que adaptarse a los tiempos que corren, a la innovación tecnológica implementada en educación, nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje… Como docentes debemos formarnos y estar al día en legislación (tan volátil como el sistema político) recursos, metodología, neuroeducación, etc. Todo lo novedoso conlleva salir de nuestra zona de confort y a equivocarnos; sin embargo errar es la mejor manera de aprender, tanto para docentes como alumnado … PEDAGOGÍA DEL ERROR.
Aunque, en mi humilde opinión, una buena enseñanza no la determina el método ni los recursos, sino el propio docente. Un buen docente no necesita demasiados recursos para enseñar, pero sí un corazón para poder hacerlo con pasión y vocación.
Gracias por compartir
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Querida Isabel,
Precioso. Gracias por tu trabajo.
A ti y a tu familia todo lo mejor para el 2022.
Un abrazo,
Rocio
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Gracias una vez más por tus reflexiones sobre el tiempo, el aprendizaje y la lectura. Me gusta pensar que el tiempo es como una cinta transportadora que no te permite ir hacia atrás y que te lleva hacia adelante aunque estés quieto… lo interesante es agudizar la mirada con la lectura y la formación, para anticipar los obstáculos y no llevarte un susto al final de la escalera mecánica…
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